Martes 4 de Febrero de 2025
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Gaia, el satélite de la ESA encargado de cartografiar la Vía Láctea, ha completado la fase de barrido del cielo de su misión, en la que ha acumulado más de tres billones de observaciones de unos dos mil millones de estrellas y otros objetos a lo largo de la última década, revolucionando la visión de nuestra galaxia y de nuestro vecindario cósmico. El combustible de Gaia, que fue lanzada el 19 de diciembre de 2013, está a punto de agotarse. Gaia utiliza unos diez gramos de gas al día para seguir girando con precisión milimétrica. Pero esto dista mucho de ser el final de la misión. Se han programado pruebas tecnológicas para las próximas semanas antes de que Gaia se traslade a su órbita de retirada y están previstas dos publicaciones de datos en 2026 y a finales de esta década, los llamados DR4 y el catálogo final DR5 respectivamente.
El tesoro de datos recogidos por Gaia nos ha proporcionado conocimientos únicos sobre el origen y la evolución de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y también ha transformado la astrofísica y la ciencia del Sistema Solar en formas que aún no hemos comprendido plenamente. Gaia ha sido posible gracias a la excelencia europea única en astrometría y dejará un legado duradero para las generaciones futuras. Gaia ha cartografiado las posiciones, distancias, movimientos, cambios de brillo, composición y otras numerosas características de las estrellas observándolas repetidamente a lo largo de la misión con sus tres instrumentos. Esto le ha permitido lograr su principal objetivo, elaborar el mapa más extenso y preciso de la Vía Láctea, mostrándonos nuestra galaxia como ninguna otra misión lo ha hecho antes.
Gracias a ello podemos también disponer de la mejor imagen reconstruida de cómo se vería nuestra galaxia para un observador externo. Esta nueva impresión artística de la Vía Láctea se ha generado incorporando datos de Gaia procedentes de multitud de publicaciones producidas en los últimos 10 años. Incluso se han revisado ideas básicas, como la rotación de la barra central de nuestra galaxia, la deformación del disco, la estructura detallada de los brazos espirales y el polvo interestelar cerca del Sol. Aun así, nuestro conocimiento sobre las partes más distantes de la Vía Láctea siguen considerándose conjeturas basadas en datos incompletos. Con las futuras publicaciones de datos de Gaia, nuestra visión de la Vía Láctea será aún más precisa.
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Las repetidas mediciones de las distancias, movimientos y características estelares son clave para realizar una arqueología galáctica de nuestra Vía Láctea, ya que revelan los eslabones perdidos en la compleja historia de nuestra galaxia con el fin de ayudarnos a entender nuestros orígenes. Gaia está reescribiendo la historia de la Vía Láctea y haciendo predicciones sobre su futuro, desde la detección de nuevos objetos en otras galaxias y de múltiples estelas de estrellas antiguas que se fusionaron con la Vía Láctea en sus primeros años de historia, hasta el hallazgo de pruebas de una colisión actual de la Vía Láctea con la Galaxia enana de sagitario.
Durante el proceso de observación de las estrellas de nuestra propia galaxia, Gaia también ha detectado otros objetos como asteroides en nuestro sistema solar, galaxias y cuásares, además de los centros brillantes y activos de las galaxias alimentados por agujeros negros supermasivos fuera de la Vía Láctea. Por ejemplo, Gaia ha proporcionado órbitas con una precisión sin precedentes de más de 150.000 asteroides y sus mediciones son de una calidad tal que permiten descubrir posibles lunas alrededor de cientos de ellos. También ha creado el mapa tridimensional más extenso hasta la fecha, de cerca de 1,3 millones de cuásares, en el que los más lejanos ya brillaban cuando el Universo apenas tenía una edad de 1.500 millones de años.
Gaia también ha descubierto una nueva clase de agujeros negros, entre los que se encuentra uno con una masa de casi 33 veces la masa del Sol, escondido en la Constelación de Aquila y situado a menos de 2.000 años luz de la Tierra. Es la primera vez que se observa un agujero negro de origen estelar tan grande dentro de la Vía Láctea. Pero los equipos científicos y de ingeniería de Gaia ya están trabajando a pleno rendimiento en los preparativos de la cuarta publicación de datos de Gaia DR4, prevista para 2026. El volumen y la calidad de los datos mejoran con cada publicación y Gaia DR4, con un tamaño estimado de 550 Terabytes, no será una excepción. Se utilizarán los primeros 5 años y medio de la misión para este análisis, lo que corresponde a su duración originalmente prevista. Gaia DR4 ampliará su catálogo de estrellas binarias, el más extenso de este tipo hasta la fecha.
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El satélite tiene una capacidad única para detectar los minúsculos movimientos de parejas de objetos celestes que orbitan próximos entre sí, y ya ha detectado compañeros previamente ocultos alrededor de estrellas brillantes. En este contexto, la última observación dirigida de Gaia el 10 de enero fue de la pareja binaria 61 Cygni. Esta estrella emblemática atrajo la atención de los astrónomos del siglo XIX y permitió obtener algunas de las primeras mediciones de movimiento propio y paralaje, técnicas utilizadas por Gaia en unos dos mil millones de estrellas. El número de exoplanetas descubiertos por Gaia también aumentará en las próximas publicaciones de datos, gracias al mayor número de observaciones disponibles, que facilitan la detección de estrellas bamboleantes, cuyo movimiento se ve afectado ligeramente por la acción de planetas en órbita. Si bien hoy finalizan las observaciones científicas, en los próximos meses se realizarán varias pruebas tecnológicas con Gaia.
El objetivo de las pruebas es mejorar aún más las calibraciones de Gaia, conocer mejor el comportamiento de determinadas tecnologías tras diez años en el espacio e incluso ayudar a diseñar futuras misiones espaciales. Tras varias semanas de pruebas, Gaia abandonará su órbita actual en torno al punto 2 de Lagrange, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección opuesta al Sol, para situarse en su órbita heliocéntrica definitiva, lejos de la esfera de influencia de la Tierra. El satélite será apagado el 27 de marzo de 2025, para evitar cualquier daño o interferencia con otros satélites. Durante las pruebas tecnológicas, la orientación de Gaia cambiará y será temporalmente varias magnitudes más brillante. Esto facilitará enormemente su observación con pequeños telescopios, aunque no será visible a simple vista. Se ha elaborado una guía para localizar a Gaia en ese momento y se invita a los astrónomos aficionados a que compartan sus observaciones.
Fotografía Original 1
Fotografía Original 2
Fotografía Original 3
Crédito: ESA / Gaia / DPAC / Stefan Payne-Wardenaar
Nombre | Datos |
Gaia | ESA |