Martes 8 de Agosto de 2017
En ésta imagen perfectamente procesada por Daniel Verschatse, vemos la Nebulosa del Lápiz ó NGC 2736. Se trata de una onda de choque que se abre camino a través del espacio a más de 500.000 kilómetros por hora. Moviéndose hacia la parte inferior de esta atractiva composición, los filamentos delgados y trenzados son en realidad largas ondas de una hoja de gas brillante que se ve casi de canto. El 1 de marzo de 1835, John Herschel descubrió este objeto en el Cabo de Buena Esperanza y lo describió como un extraordinario largo y estrecho rayo de luz excesivamente débil, que se extiende mucho más allá los límites de su campo de visión.
Por su estrecho aspecto, adoptó el nombre popular de la Nebulosa del Lápiz. Con una longitud de unos 5 años luz y a una distancia de unos 800 años luz de la Tierra, la nebulosa del Lápiz es tan solo una pequeña parte del Remanente de supernova Vela, ubicada en la constelación del mismo nombre. El remanente de la Vela propiamente, dicho tiene unos 100 años luz de diámetro y es la nube de restos en expansión de una estrella que explosionó hace unos 11.000 años. Inicialmente, la onda de choque se movía a millones de kilómetros por hora, pero al barrer el gas interestelar circundante ha desacelerado considerablemente.