Martes 19 de Septiembre de 2017
Hace aproximadamente entre 11.000 y 12.000 años, explosionó una estrella masiva en la parte sur de la constelación de la Vela. La materia eyectada por la supernova dispersó el contenido de la estrella en el medio interestelar circundante creando frentes de choque de enormes cantidades de gas y partículas de alta energía. La materia calentada brilla intensamente en luz visible, así como la emisión de radio y rayos X que continuará emitiendo durante miles de años hasta que todo el remanente de la estrella moribunda se disipe completamente en el espacio. Las supernovas enriquecen el medio interestelar circundante con nebulosas de emisión que contienen elementos pesados como el carbono, el nitrógeno, el oxígeno, el silicio, el azufre y el hierro, que sólo pueden ser creados por el intenso calor dentro de los hornos nucleares de las estrellas.
Las supernovas desempeñan un papel importante en la dinámica de las galaxias a medida que los frentes de choque colapsan las nubes moleculares cercanas, lo que conduce al nacimiento de nuevas estrellas. Nuestro Sol contiene elementos originados en una antigua supernova hace 5 mil millones de años. Las supernovas son esenciales para el nacimiento de la vida, ya que varios de los elementos más pesados críticos que se encuentran dentro de los organismos vivos sólo pueden ser formados o desembolsados por la destrucción violenta de estrellas masivas. El púlsar de la Vela PSR B0833-45, es una estrella de neutrones de rotación rápida fue descubierto por los astrónomos en 1968 y la prueba directamente visible de que las supernovas forman púlsares. El púlsar del remanente de la Vela tiene un período de giro de 89 milisegundos. Detalles técnicos.