Jueves 13 de Noviembre de 2014






Por primera vez en la historia, un artefacto fabricado por el ser humano aterrizó sobre un cometa. Tras separarse con éxito de la sonda Rosetta y descender durante siete horas, el robot Philae consiguió posarse sobre la superficie del cometa 67P Churyumov-Gerasimenko. Era una operación de alto riesgo que ha acabado con éxito, aunque con sobresaltos, porque poco después se supo que no se disparó uno de los sistemas de anclaje al suelo del cometa. Solo una señal, pero el hecho de que la sonda fuera capaz de transmitirla, de decir “aquí estoy”, significaba que ha llegado al suelo en buenas condiciones. La Agencia Espacial Europea confirmó el histórico momento del aterrizaje. En realidad, el contacto con el suelo del cometa se produjo casi media hora antes de las 17.04, pero las radioseñales tardan 28 minutos en recorrer los 510 millones de kilómetros hasta la Tierra.
Durante cinco de las siete horas de descenso del Philae se recibieron en la Tierra datos y fotografías enviadas por la sonda a través de la Rosetta. Una de las más celebradas fue la de la sonda, ya con las patas desplegadas, captada por la nave en la distancia. En otra se veía la nave, con uno de sus grandes paneles solares, de 14 metros de longitud, fotografiada por el Philae nada más separarse, era la denominada foto de despedida. El cometa, con los dos robots, viaja por el Sistema Solar en estos momentos a 65.000 kilómetros por hora. Media hora después de la señal de aterrizaje, todavía en plena euforia, llegó la noticia preocupante: los arpones que lleva Philae para anclarse al suelo, uno de los sistemas de fijación, no se habían disparado. “Es difícil descender en un cometa y es difícil interpretar con los primeros datos cómo ha sido el aterrizaje”, comentó tres horas después de la llegada de la sonda Ulamec. “Además, a lo mejor no hemos aterrizado una vez, sino dos”, dijo en cierto tono de broma, y se explicó: “Hemos tenido fluctuaciones con las comunicaciones y con el suministro de energía. Nuestra interpretación es que, tal vez, el Philae ha rebotado al tener contacto con el suelo. Eso son dos aterrizajes”.


Philae, que ha pasado 10 años anclado a un lado de la Rosetta, durante el viaje a través del Sistema Solar, no puede ser dirigido. Una vez que ha sido liberada, opera por su propia cuenta. Los científicos esperan que la sonda ayude a entender mucho más acerca de la composición de los cometas y cómo reaccionan cuando se acercan al Sol. Con un peso de casi 100 kilogramos, podría ser del tamaño de una lavadora doméstica pero Philae es considerablemente más inteligente. Está equipada con una serie de instrumentos para fotografiar y hacer pruebas a la superficie del cometa 67P, así como descubrir lo que sucede cuando sol y su efecto tostador encienden el gas y el polvo.


Al momento del aterrizaje, dos arpones se desplegaron de las patas y tornillos en los tres pies que ayudaron a fijarlo a la superficie. Originalmente, se suponía que un propulsor en la parte superior de la nave lo ayudaría a aterrizar, pero que el sistema no está operativo, según la ESA. Construido por un consorcio europeo, liderado por el Instituto de Investigación Aeroespacial de Alemania (DLR), la sonda de aterrizaje tiene nueve experimentos. Si todo sale bien, la primera imagen debe ser del lugar de aterrizaje tomada por Philae durante los momentos finales del descenso, seguido de una imagen panorámica a partir de siete cámaras en el borde superior del módulo de aterrizaje, dijo O'Rourke a CNN. De acuerdo con los detalles en el sitio web de Rosetta de la ESA, sensores en el módulo de aterrizaje medirán la densidad y las propiedades térmicas de la superficie, mientras que analizadores de gases ayudarán a detectar e identificar productos químicos orgánicos complejos que pueden estar presentes.

